¿Cómo vivío Antenor?¿Acaso nuestras ideas son motivos de represión?

Vivió con amargura y en peligro durante una buena década. Padeció prisiones y confinamientos. No dejaba de ser maestro. En la Isla del Frontón, cuentan sus compañeros de cárcel. Orrego iba tomando uno por uno, a obreros o estudiantes, empleados o maestros, y se los llevaba, peripatéticamente, a discutir, “Academos con centinelas de vista”, sobre la vida, la muerte, la acción, América, el Perú, el porvenir, el pasado. De las charlas regresaban confortados los concurrentes. Él con más ideas en el cerebro, dispuesto a reformarse y progresar. Como hombre culto e inteligente, lejos de adherirse a ideas preconcebidas o fórmulas invariables. Orrego está siempre dispuesto a aceptar una partida de juego con el porvenir y lo desconocido.

En 1945 fue electo senador por abrumadora mayoría, en Trujillo. En 1946, fue Rector de la Universidad de La Libertad, también en Trujillo. Obtuvo, por donación los terrenos para la ciudad Universitaria, del lugar y estudiaba la forma de crear una Facultad de Medicina auxiliar en ese punto. Las cosas vinieron mal. Soportó tres años de encierro, sin formalidades. En esta larga jornada escribió varios libros que esperaban editor: Discriminaciones, Preconstitución de un mundo y Configuración de la circunstancia americana.

A veces un poco denso de lenguaje, hoy se aligera de todo regazo barroco y se mueve entre las ideas con agilidad de nadador experto, suave y rápidamente. Dignidad ejemplar, talento claro y cultura abierta, sólo se lamenta uno que no haya realizado el viaje que le confirmaría es sus ideas esclareciendo su expresión.

Cuando me preguntaban de un filósofo que ha vivido sus ideas sin alardes ni reticencias, siempre me acuerdo de Orrego. Para él la libertad que discuten los filósofos no es un tema abstracto; o se vive o no existe. Ciudadano de la cultura, avanza con su pausa de todos los días, mirando de frente, con ojos claros de color y de la inteligencia, a ocupar el puesto que pronto nadie le regateará entre los pensadores del Perú y de América.

FUENTE: ANTENOR ORREGO Y SUS DOS PRÓLOGOS A TRILCE
Manuel Ibañez Rosazza

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